
Extasiado ante la aparición, el agricultor se quedo quieto por unos instantes ante el ovni hasta que algo le sorprendió acercándose por su izquierda. Tras un grueso algarrobo, situado a la vera del camino, avanzaban dos seres idénticos entre si, de poco menos de 90 cm de altura que, vestidos con atuendos blanquecinos como hinchados de aire, corrían a gran velocidad en dirección a la presunta nave.
El extraño traje, muy ancho y volátil, les cubría todo el cuerpo, llegando casi a tocar el suelo, ambos humanoides alienigenas portaba unas gafas muy aparatosas y negruzcas que prácticamente eran lo único visible de un rostro pequeño y parcialmente oculto. Los pies, pequeños y redondeados, apenas podían verse bajo la blanca túnica. Si acaso es reseñable la comparación realizada por el testigo, a quien esas extremidades le recordaron vagamente a unos guantes de boxeo. Tras penetrar en el objeto, este comenzó a elevarse en vertical sin emitir sonido alguno. Ante semejante visión el señor Ibáñez no pudo hacer más que aferrarse al volante y comprobar que la base del ovni era también lisa y plana.

Extraido del libro: Encuentros Ovni, La historia de los Ovni en España. Iker Jimenez
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