
Francisco de la Vega Casar, llamado el "Hombre Pez", es el personaje que sin duda más ha contribuido a dar a conocer el nombre del pueblo. La historia cuenta que Francisco de la Vega Casar era un entusiasta del agua y le encantaba bañarse en los ríos y en el mar. Con tan solo dieciséis años su madre le envió a Bilbao para que aprendiese el oficio de carpintero. Un buen día Francisco estaba bañándose en la ría del Nervión y desapareció sin que nadie se diera cuenta.
Cinco años después notaron unos pescadores de Cádiz, que se hallaban en alta mar, una figura al parecer humana, que se mostraba fuera del agua, y se sumergía al acercarse a ella. Deseosos de averiguar que cosa fuese, salieron otro día, y procuraron atraerle con pedazos de pan que le arrojaban a alguna distancia, observaron que los cogía con la manos y los comía. Empeñados con esto en el deseo de pescarle, creyeron conseguirlo juntando muchas redes y usando del mismo cebo, y al fin lo lograron. Lleváronle al convento de San Francisco de aquella ciudad, en donde le hicieron muchas preguntas en diversos idiomas, pero no respondió a ninguna, ni se le oyó pronunciar una palabra. De esta taciturnidad pasaron a colegir estaba poseído por algún espíritu maligno, en cuyo concepto le conjuraron algunos religiosos. Por fin, después de algunos días, pronunció la palabra Liérganes.
Nueve años permaneció en compañía de su madre, siempre con un trastorno intelectual que se acercaba al idiotismo, siendo así que antes de su desaparición manifestaba una regular capacidad. Andaba siempre descalzo. Tabaco, pan, vino eran las únicas palabras que pronunciaba, pero sin propósito. Si se le preguntaba si lo quería, no contestaba. No solicitaba la comida, pero si se la ponían delante o si veía comer y se lo permitían, comía y bebía mucho de una vez, y después no volvía a hacerlo en tres o cuatro días. Si se le mandaba llevar algún papel de un pueblo a otro de los conocía antes de irse, lo ejecutaba con gran puntualidad, y siempre silenciosamente.
En una ocasión le enviaron a Santander con un papel para un caballero de este pueblo, y no hallando el barco de Pedreña se arrojó al mar, y pasó a nado una legua que hay de travesía desde este embarcadero a Santander. Mojado como salió entregó el papel. El sujeto a quien iba dirigido le hizo secar para poder leerlo, y aunque le preguntó cómo estaba de aquella suerte, no respondió nada. Por el mismo rumbo volvió puntualmente la contestación. Iba a la iglesia si veía ir a otros, o si se lo mandaban; pero en el templo de nada hacía caso, ni se le notaba atención alguna a la misa y demás funciones eclesiásticas.
Al cabo de los nueve años desapareció, sin que después se supiese cuál fue su paradero. No entraremos en largos comentarios acerca de esta historia.
Hasta aquí llega la historia que nos cuenta el "Semanario Pintoresco Español" con fecha del 27 de enero de 1879.
Según el Grupo Elron lo que realmente le ocurrió a este joven no fue mas que una abdución por seres extraterrestres originarios de algun mundo submarino de la galaxia, que hicieron experimentos que consistían en averiguar, por un lado, si este muchacho podía adaptarse a la vida marina y, por el otro, si uno de estos seres marinos, que se prestó para el experimento por parte de los extraterrestres, podía adaptarse a la vida en la superficie. Se intercambiaron el ADN, pero no todo, sino solamente una parte.

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